
El sector ha conseguido que sus precios resulten más atractivos que la compra pura y dura.
Hace siete u ocho años hacerse con un coche de renting parecía limitado a grandes compañías, para sus ejecutivos o flotas de trabajo. Esta situación ha cambiado drásticamente ahora. Por lo pronto, los segmentos de clientela que más han crecido han sido los de particulares, autónomos y pymes, una tipología de clientes que, dicen está mucho más cerca del renting de lo que estaba entonces, cuando el sistema no paseaba por la mente de los autónomos y mucho menos de los particulares a la hora de decidir la modalidad de adquisición de su vehículo profesional, o particular.